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La moral inhibe

En el trabajo de pensar y enseñar a pensar, la moral está sobrevaluada. Todas las posiciones son examinadas y observadas según las consecuencias sociales que puedan tener. No es que no sea importante el universo social, ni que debamos militar en una ignorancia de la comunidad, pero en ese énfasis extremo en el sentido social de todas las ideas lo que se logra es que las ideas no aparezcan.


¿Qué es lo que pasa en el ámbito de la discusión pública? Que todos los participantes viven haciéndose los buenos, y entonces no se puede hablar de nada. Hablar, pensar en serio, pensar conversando y mirando las cosas en su forma real, implica que la posición de bueno no sea un requerimiento omnipresente.

Se podría objetar que la urgencia de moralizar la reflexión surge de la catástrofe social que estamos viviendo. Pero me parece que lo que sucede es exactamente lo contrario: de tanta moralización hemos dejado de lado la contrucción de las capacidades creativas, que son las que originan la riqueza faltante. La pobreza no surge de una falta de moral, surge de una falta de deseo. El problema social es abordado más directa y eficazamente, aunque parezca paradógico, cuando el individuo se relaja un poco y busca su felicidad. Para que se nos ocurra algo, para que podamos pensar, tenemos que relajar la intención moral. La moralización de todos los temas inhibe completamente al pensamiento. ¿No?

Ficha

Publicado: 22 de julio de 2009

Última modificación: 27 de marzo de 2025

Audiencia

Docentes

Estudiantes

Área / disciplina

Filosofía

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

moral

inhibición

Autor/es

Alejandro Rozitchner

Licencia

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