Olga y Leticia Cossettini
Olga y Leticia Cossettini fueron docentes innovadoras y pedagogas revolucionarias reconocidas por un mundo cultural elitista y patriarcal. Estas biografías forman parte de la colección de podcast «Educadores y educadoras que hicieron escuela», elaborada por el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD).
Instituto Nacional de Formación Docente presenta «Educadores y Educadoras que hicieron escuela». Episodio 9: Olga y Leticia Cossettini.
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Docentes innovadoras, pedagogas revolucionarias, intelectuales de la periferia reconocidas por un mundo cultural elitista y patriarcal.
Fueron artífices de un movimiento de renovación de la escuela tradicional y enciclopedista cuya influencia traspasó las fronteras y el ámbito educativo. Y gracias a su minucioso registro publicaciones y conferencias también lograron trascender su tiempo.
Tuvieron perfiles, formación y roles diferentes que se complementaron y potenciaron al compartir tanto la mirada como el objetivo. Tanto fue así que en su obra es muy difícil darse cuenta dónde termina la influencia de una y comienza la de la otra. Por este motivo, y sin negar su individualidad, en este episodio dedicado a ambas, las escucharemos hablarnos indistintamente.
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Las hermanas Cossettini nacieron en San Jorge, Santa Fe. Olga, en 1898 y Leticia, en 1904.
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TESTIMONIO [voz femenina]: Traemos un bello origen. Venimos de una larga familia de maestros italianos.
Antonio fue docente y director en diversas instituciones y junto a su esposa, Alpina, fundaron varias escuelas. Además, de sus siete hijos, las cinco mujeres se dedicaron a la enseñanza.
Olga se recibió de maestra, a los 16 años, en la Escuela Normal de Coronda. Leticia lo hizo en la de Rafaela, a los 17.
En 1926, Olga ingresó como docente a la Normal Domingo de Oro, de Rafaela, donde -entre el 30 y el 35-, se desempeñó como regente del Departamento de Aplicación.
Allí empezó a idear las primeras concepciones de la Escuela Nueva que Leticia ha llevado a la práctica en el aula como maestra y que resultaron tan impactantes que llegaron a oídos de pedagogos nacionales y del extranjero. La experiencia fue plasmada en Sobre un ensayo de escuela serena en la provincia de Santa Fe, una publicación de la Universidad Nacional del Litoral, en la que Olga planteó sus diferencias con la educación intelectualista y positivista, además de la necesidad de una reforma.
Sus desarrollos y aportes se basaron en teóricos tales como Gentile, Montessori, Dewey y Radice; mientras que en el plano local habría que comenzar nombrando a Marta Samatán y Celia Ortiz de Montoya.
TESTIMONIO [voz femenina]: Ceclia había escuchado hablar de nuestra escuela y una mañana llegó acompañada de un grupo de alumnos de Filosofía del Colegio de Profesores, de Paraná. La recibimos con timidez y con temor. Hasta ese momento habíamos recibido pocas visitas y ninguna con un espíritu tan amplio y una cultura tan vasta.
En 1935 las hermanas Cossettini se trasladaron a la ciudad de Rosario para asumir como directora, Olga, y maestra, Leticia, de la Escuela Doctor Gabriel Carrasco.
Ya eran reconocidas como educadoras progresistas, de manera que al año siguiente le asignaron a la institución el carácter de experimental, lo que les permitió llevar adelante hasta 1950 un nuevo proyecto de Escuela Serena.
TESTIMONIO [voz femenina]: Desde que comenzamos las clases hemos escrito poco. Hicimos pocas matemáticas, no nos preocupamos por el martirio ajustado a la definición. Nos dedicamos a crear un clima de armonía, el placer por la limpieza, la gracia de escuchar y decir, la alegría de ayudar, de ser y de hacer.
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En su particular adaptación del escolanovismo, las Cossettini reemplazaron la campana por un llamado musical al recreo y los clásicos bancos en hilera por mesas hexagonales para favorecer el trabajo en grupo. Corrieron el centro de la institución del docente a las y los alumnos, a quienes aprendieron a escuchar y observar. Este nuevo protagonismo implicó pasar del castigo, como recurso pedagógico, a darles voz y voto.
Los representantes para el Centro Estudiantil Cooperativo surgían de elecciones en las que participaban las niñas, en una época en la que el sufragio femenino no estaba permitido.
Eran habituales las obras de teatro, las competencias de barriletes, las misiones culturales, la danza y la poesía, o las actividades en el laboratorio de ciencias.
Abrieron esta escuela pública al barrio estimulando que sus alumnos, hijos de pescadores, obreros fabriles, comerciantes y familias acomodadas, tuvieran un aprendizaje activo fuera de las aulas y comprometidos con la comunidad.
Por eso, organizaron un teatro de títeres y brindaban conciertos quincenales. También fueron pioneras en fomentar el contacto con la naturaleza, generalmente en el cercano río Paraná y la visita a plazas y parques.
TESTIMONIO [voz femenina]: Y ahora que hemos terminado de identificar las aves para imitarlas en nuestro coro de niños pájaros, por favor, calculen el radio de circunferencia de la fuente.
Una vez más, la dupla se repartió estratégicamente las tareas. Olga ideaba y planificaba mientras que Leticia, de sólida formación artística -además de ser pintora, escultora y escritora-, las ponía en acción.
El cuaderno era un espacio personalísimo del alumnado que el docente debía respetar y no podía mancillar con correcciones.
En lugar de la calificación cuantitativa entregaban a las familias informes individuales y exhaustivos que indagaban en las fortalezas y debilidades de cada estudiante.
TESTIMONIO [voz femenina]: El maestro que conoce a medias enseña a medias. La superioridad del docente es conseguida por la entrega total hacia el niño, sabiduría de comprensión, de sinceridad.
Creaban trayectorias a medida para que cada quien aprendiera a su ritmo, en lo posible en forma autodidacta y en base a la autocorrección.
Estimulaban la creatividad, la expresión libre y el uso del lenguaje que se prefiriera para hacerlo.
TESTIMONIO [voz femenina]: El niño dibuja, pinta, escribe, canta y juega para expresar su alma y necesita la libre expresión de su alma para que pueda crecer su ser y encaminarse hacia el equilibrio y la madurez. Desde que llegaron a la escuela pusimos acuarelas en sus manos. La mancha de color va adquiriendo matices que el tiempo depurará y hará más precisa, mientras tanto pintan gozosos porque este nuevo lenguaje tiene para ellos un extraordinario encanto: estar en ese periodo del descubrimiento del mundo y de su mundo.
Para la época, el magisterio ejercido por una mujer equivalía a ocupar un lugar marginal, más aún si no se residía en la cosmopolita ciudad de Buenos Aires. A pesar de ello, Olga y Leticia pertenecieron a círculos intelectuales y culturales de élite, rasgo que se vio reflejado en un permanente intercambio epistolar y la visita de los más diversos personajes de las artes y las letras. Además de renombrados pedagogos en la lista aparece en Julio Cortázar, Jorge Luís Borges, Javier Villafañe, Gabriela Mistral, Horacio Butler, Margarita Xirgu o Jorge omero Brest y hasta Juan Ramón Jiménez, quien les leyó a las niñas y niños Platero y yo.
[Audio de lectura de Platero y yo]
En 1939, las hermanas Cossettini inauguraron una exposición de trabajos de sus alumnos en el Museo Castagnino de la ciudad de Rosario que el diario La Capital reseñó como un verdadero «oasis estético».
Al año siguiente, las producciones estudiantiles y una conferencia brindada por Olga conformaron un libro que llevó el mismo nombre que la muestra: El niño y su expresión. La publicación fue financiada por el Ministerio de Educación de Santa Fe y repartido en forma gratuita entre docentes, directivos, bibliotecas populares, premios, pedagogos, artistas e intelectuales en general. También tuvo gran repercusión en universidades y organizaciones del exterior lo que le valió a Olga una beca para recorrer Estados Unidos y difundir su obra.
Con el peronismo en el poder, surgieron los primeros conflictos con los gobiernos provinciales y nacional.
El intento de traslado de Olga fue resistido por la Federación del Magisterio de Santa Fe pero, en 1944, le retiraron el carácter experimental a la escuela y en 1950 finalmente las cesantearon.
Olga fue funcionaria de diversas provincias y asesora de la Universidad Nacional del Litoral y de la UBA. Recibió un reconocimiento de la Unesco y el Premio Konex. Murió en 1987.
Leticia, por su parte, también obtuvo un Konex, fue nombrada Ciudadana Ilustre de Rosario y distinguida por los gobiernos de Italia y Estados Unidos. Falleció en el año 2004.
En 2019, el Ministerio de Educación de Santa Fe derogó la norma que las había apartado de la Escuela Serena.
TESTIMONIO [voz femenina]: No hemos querido preconizar qué es lo que puede hacerse, hemos preferido soñar y construir. Artistas y educadores estimularon nuestra obra pero fueron los niños los que con su intuición y maravillosa y rica emoción nos pusieron en el camino de la verdad.
Olga y Leticia Cossettini desafiaron las verdades pedagógicas de su tiempo, innovaron en la forma en la que se articulaban educación y cultura produciendo desplazamientos didácticos ideológicos y estéticos, pusieron a las y los estudiantes en el centro del proceso de construcción del conocimiento y estimularon su autonomía e individualidad con un fuerte vínculo con el ambiente y la comunidad.
Su legado, reconocido en América y Europa, plantean la necesidad de valorar el mayor aprendizaje que se genera durante el trayecto, más allá de los resultados.
En cada educador y educadora hay un poco de Olga y Leticia Cossettini.
Sigamos haciendo una escuela pública más justa e igualitaria.
Sigamos educando.
«Educadores y educadoras que hicieron escuela», episodio 9: Olga y Leticia Cossettini.
Instituto Nacional de Formación Docente.
Ministerio de Educación.
Presidencia de la Nación.
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Ficha
Publicado: 04 de enero de 2021
Última modificación: 06 de enero de 2021
Audiencia
General
Área / disciplina
Ciencias de la Educación
Nivel
Superior
Categoría
Entrevistas, ponencia y exposición
Modalidad
Todas
Formato
Audio
Etiquetas
biografía
educadoras argentinas
Leticia Cossettini
educación rural
Autor/es
INFoD
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