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Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz: El relato digital como nuevo género narrativo

Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz es escritor e investigador del Departamento de Literatura de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, y dirige el CEANTIC (Centro de Educación Asistida por Nuevas Tecnologías) de la misma Universidad. Es Ingeniero Químico, especialista en Ingeniería Nuclear, magister en Literatura y doctor en Filología. Su tesis: "Teoría, práctica y enseñanza del hipertexto de ficción: el relato digital" mereció la máxima calificación: Sobresaliente Cum Laude.

04052005Cuando le preguntamos sobre su pasaje de ingeniero químico a especialista en literatura e hipertexto responde: "Mis conocimientos técnicos, mi formación como ingeniero, sirvieron no sólo para reconocer la potencia de los formatos digitales, sino que me ayudaron a resolver el problema estético de mi primer novela y a encontrar la 'ingeniosa' solución de convertirla en novela digital".


Por Verónica Castro

—De ingeniero químico a especialista en literatura e hipertexto... ¿Cómo combina las vertientes de su formación en ciencias ¨duras¨ y ciencias ¨blandas¨, en qué punto encontró la unión?

—Después de trece años de ejercerla, dejé la ingeniería debido un poco al desencanto que causó en mí comprobar la limitación que había (al menos en mi país) para un ejercicio realmente creativo de la profesión, pero también deslumbrado por el poder de la palabra poética y literaria que en algún momento de mi vida sentí como lo mío. Sin embargo, mi formación básica estructuró de forma irremediable la visión del mundo que poseo, y así en mi escritura, como en mi trabajo, la ingeniería, es decir, la búsqueda ingeniosa de soluciones, sigue impactando cada labor que desarrollo. Quería ser escritor y publiqué un libro de cuentos y terminé uno de poesía; gané algún concurso nacional de narrativa y me lancé osadamente a escribir una novela. Como toda opera prima (estoy hablando del año 94), mi novela era una obra ambiciosa pero no suficientemente lograda. Fragmentario, descentrado, potencialmente interactivo y con vocación audiovisual, ese texto no pudo acomodarse sino parcialmente al formato libro y fue archivado por eso, hasta que por casualidad encontré la idea del hipertexto y me di cuenta de que lo que necesitaba mi obra era otro formato, otro soporte. Así nació Gabriella Infinita.

Mis conocimientos técnicos, mi formación como ingeniero, sirvieron no sólo para reconocer la potencia de los formatos digitales, sino que me ayudaron a resolver el problema estético de mi novela y a encontrar la “ingeniosa” solución de convertirla en novela digital.

—Ud. describe la relación entre hipertexto y literatura como “una batalla por el signo en tiempos posmodernos”. ¿Qué hay de posmoderno detrás de esta antigua batalla?

—Creo que el ambiente cultural contemporáneo, con su flexibilidad, con su demanda de inclusión, con su nueva sensibilidad, favorece muchísimo los ejercicios creativos de participación y de solidaridad. Planteo en mi libro Hipertexto y literatura: una batalla en tiempos posmodernos que las tecnologías digitales y su producto más notable: el hipertexto electrónico, irrumpen en este ambiente favorable y hacen realidad viejas reivindicaciones, viejos sueños (por lo demás visualizados desde la literatura misma), promoviendo el surgimiento de nuevas expresiones y de nuevas experiencias estéticas y cognitivas. Las tecnologías digitales (llamadas por otros tecnologías de la recombinación), hacen viable ese ejercicio creativo solidario, ese viejo reclamo: destruir la distancia entre escritor y lector, entre creador y espectador, algo que difícilmente logra el libro.

— Respecto del hipertexto y la literatura existen diversas posiciones: optimismo tecnológico vs. pesimismo humanista, etc. La suya parece ser optimista...

—Definitivamente mi posición está del lado optimista. Asumo la observación de George Landow, según la cual, mientras que la mayoría de los autores posestructuralistas son un modelo de solemnidad, desilusión extrema y valientes sacrificios de posiciones humanistas, los escritores de hipertexto resultan abiertamente festivos. “La mayoría de los posestructuralistas, dice Landow, escribe al crepúsculo de un anhelado día por venir; la mayoría de los escritores de hipertexto escribe sobre muchas de las mismas cosas, pero al alba”.

—¿Cuáles son las posibilidades de la narrativa digital?

—La fluidez de perspectivas narrativas múltiples o la presentación de múltiples personajes, o la combinación de historias (el asunto de las “historias multiformes” como diría Janet Murray). Sin embargo, el hipertexto exige una lógica y una estética que va más allá de dar albergue a una combinatoria narrativa. Exige y promueve la interactividad, esto es, la participación del lector a través del medio. Pero aún más: el medio digital facilita una morfología múltiple. No sólo la palabra o las estructuras narrativas son digitalizables. Lo son también otros materiales como la imagen, el sonido, la animación. De modo que la decisión de formatear un relato en hipertexto conduce en realidad a una visión técnica y estética distinta, alejada de la estética y la técnica literarias: la estética digital. Algunos autores prefieren llamar “hipermedias” a los soportes o entornos digitales que incluyen recursos distintos de la palabra. Los modelos hipermedia (narrativa digital) se definen así sobre la base de tres componentes: funcionan sobre hipertexto (escritura-lectura no lineal del discurso), integran multimedia (utilizan, además de texto, diferentes morfologías de la comunicación, como animaciones, audio, video, etc.), y requieren la interactividad (capacidad del usuario para ejecutar el sistema a través de sus acciones). Si a esto le sumamos la conectividad, es decir, la posibilidad de actuar y de comunicarse on-line, tenemos una forma realmente distinta y muy potente de narrar.
Dos ejemplos que me gusta siempre referenciar (especialmente en mis clases de narrativa digital) son: 253 or tube teatre: una novela para internet, y Sunshine´69: un paseo alucinante.

—El relato digital ¿es un nuevo género?

—El hipertexto de ficción cumple ampliamente las condiciones para constituirse en un nuevo género, como son (siguiendo a Claudio Guillén): aspectos históricos, lógicos, estructurales, estéticos, pragmáticos y socioculturales distintivos de otras formas de narrar. De hecho ese el tema de mi tesis doctoral. Allí planteo que el relato digital sólo está a la espera de que se consoliden algunos aspectos técnicos (herramientas de manipulación de datos más sencillas y superación del efecto de "poles in your face"), sociológicos (lograr la masa crítica de la que se ha hablado arriba) e institucionales (superar la resistencia "negativa", desde la academia sobre todo), pero que hay madurez en los otros aspectos y será cuestión de tiempo que tengamos completamente apuntalada esta nueva expresión. Sugiero visitar ¿Es la hiperficción un género?, para una ampliación de la verificación de las condiciones genéricas del relato digital.

—¿Están preparados los lectores para sustituir sus libros por computadoras? ¿Cómo fue la respuesta del público ante “Gabriella Infinita”, su hipertexto audiovisual de ficción?

—Hay indudablemente resistencia a las nuevas formas de expresión y sobre todo dificultad para extender la experiencia a los usuarios, pero creo que las nuevas formas de comunicación digital promueven condiciones de flexibilidad y juego muy interesantes para los usuarios de las nuevas generaciones, un poco cansados ya de la monumentalidad y de la seriedad propias del sistema de la escritura ligada al libro, y eso da entrada a nuevos valores y posibilidades para las expresiones del nuevo medio. Cada vez más los lectores están abandonando las necesidades psicológicas de estabilidad y de autoridad que ofrecen los libros y valoran más la plasticidad, la interactividad y la velocidad de distribución que proporcionan los nuevos soportes.

En el caso de Gabriella Infinita, se ha venido dando una especie de valoración y reconocimiento de la propuesta desde diversos frentes. De un lado, los jóvenes que la han navegado expresan agrado y valor de novedad en su experiencia, pero por lo general se quedan en una navegación que yo considero superficial, es decir, la navegación por el multimedia propiamente dicho. Sin embargo, cuando Gabriella ha sido llevada al aula de clase como “texto”, se da un reconocimiento también de la parte literaria y en algunos casos se ha concluido que Gabriella constituye una forma novedosa de introducir la lectura literaria, lo que me parece un interesante resultado.

—Ud. dice que es necesaria una pedagogía de la lectura hipermedia que, más allá de una “pragmática de la interfaz” o una “emulación del zapping”, facilite el cumplimiento de las expectativas que la ficción interactiva ha soñado para el lector: que se convierta en parte de la historia y controle la dirección y la experiencia estética. ¿Podríamos imaginar esa pedagogía a través de los videojuegos como alternativa en la escuela?

—Efectivamente. En mi último libro: Trece motivos para hablar de Cibercultura, yo afirmo que los videojuegos suelen ser una herramienta muy eficaz para introducir al niño en el mundo de la informática. Aumentan su autoestima en la medida en que exigen y proporcionan un sentido de dominio, control y cumplimiento; potencian habilidades de autocontrol y autoevaluación; promueven la destreza en la resolución de problemas y toma de decisiones; y facilitan el aprendizaje significativo y colaborativo. Además son magníficos medios para trabajar habilidades motrices como la rapidez de reflejos y la reacción rápida, pero también fomentan la adquisición de conocimientos. Los problemas atribuidos a los videojuegos, como el descuido de quehaceres, la inmersión exagerada o la promoción de actitudes como la competitividad, el individualismo y la agresividad, deben ser atendidos y acompañados más que usados como argumento para prohibir la actividad. Ahora, este acompañamiento y provecho de los videojuegos no sólo debe ser responsabilidad de los padres, sino de la institución escolar, de las empresas productoras- que deben disponer de espacios de “negociación” con los usuarios- y de la legislación. En relación con los educadores, la propuesta con respecto al tema consiste en incluir los videojuegos como forma, medio y contenido en los planes de estudio; realizar una tarea de concientización con los niños (y con los no tan niños) para una adecuada selección y lectura crítica de los juegos. Deberíamos promover igualmente talleres de videojuegos, a la par de otros usos de las nuevas tecnologías. Claro: todo esto implica una especie de acción-investigación participativa, de modo que las acciones pedagógicas derivadas tengan un sustento real y legítimo.

—¿Qué balance saca del reciente encuentro realizado en Bogotá, Colombia, en el seminario internacional “Saberes locales, saberes globales: Proyectar imaginarios”?

—En lo personal, constituyó una maravillosa ocasión para volver a mi alma mater, ya no como ingeniero sino como pensador de la cultura (y más específicamente de la cibercultura). Pero también fue una excepcional oportunidad para conocer cara a cara a otros autores tan importantes como Alejandro Piscitelli, a quien he leído apasionadamente, y con el cual encuentro afinidades y distancias muy interesantes y productivas. Para los investigadores del IECO, fue una magnífica coyuntura que les permitió confrontar sus proyectos y sus caminos con la visión e historia de vida de intelectuales que han trabajado de otra manera y en otros ámbitos, lo cual resulta siempre útil y provechoso. Y creo que para los estudiantes fue la ocasión de apreciar las maneras como se están desarrollando propuestas y pensamientos sobre la cultura que ellos viven, sufren y sienten, la cultura contemporánea, tan marcada por el uso extensivo de las llamadas “nuevas tecnologías de la información y la comunicación”.


Fecha: Abril de 2005

Ficha

Publicado: 04 de mayo de 2005

Última modificación: 14 de enero de 2013

Audiencia

Área / disciplina

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

género narrativo

relato

Autor/es

Verónica Castro

Licencia

Creative Commons: Atribución – No Comercial – Compartir Igual (by-nc-sa)


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