La libertad de las personas
La libertad de las personas puede ser entendida como la facultad de
cada una para elegir y construir un proyecto personal de vida y de
felicidad. Este proyecto, como la vida misma, necesita un sustento
material y se nutre, también, de bienes inmateriales, como los afectos,
las ideas, las creencias, los gustos estéticos, los sentimientos y las
emociones. Por todo esto, en el tiempo presente, cada
persona considera que es libre cuando elige y hace lo que quiere sin que
ninguna otra se lo impida o la obligue a hacer lo que no quiere. Al
mismo tiempo, en la actualidad, es generalmente aceptada la idea de que
el límite de la libertad de acción de una persona es que su
comportamiento no viole los derechos ni impida el ejercicio de la
libertad de las otras. La libertad de cada persona surge
de la autoridad que cada ser humano tiene sobre sí mismo –sobre su
cuerpo y su pensamiento– y de la facultad de decidir según su propia
voluntad qué acciones realizar. Aunque, sin duda, cada persona es única
e indivisible, es posible diferenciar dos dimensiones de su libertad: la
libertad física y la libertad de pensamiento. La libertad
física significa que cada persona tiene libertad de acción y de
movimiento, de reunirse con quien lo desee y de transitar, salir y
volver al territorio de su propio país. Los derechos que protegen la
libertad física establecen que ningún ser humano puede ser reducido a la
esclavitud o la servidumbre y que nadie puede ser arrestado o
encarcelado arbitrariamente. La libertad de pensamiento
está profundamente relacionada con la libertad de palabra. La primera
significa tener ideas sobre cómo deben hacerse las cosas, por qué y para
qué hay que hacerlas así y quién debe llevarlas a cabo. La segunda
significa la libertad para comunicar a los otros lo que pensamos y
opinamos: sobre nosotros mismos y sobre nuestros proyectos de vida y
felicidad particulares, sobre los problemas y conflictos que enfrentamos
como individuos y como sociedad y la mejor forma de solucionarlos según
nuestro punto de vista. La libertad de palabra también incluye la
libertad de publicar las ideas y de difundirlas en forma escrita y oral,
a través de libros, de volantes o de la prensa gráfica, en reuniones o a
través de otros medios de comunicación, como la radio y la televisión.
Alonso,
M. E., Bachmann, L. y Correale, M. C (1998). Los
derechos civiles. La libertad y la igualdad. Buenos Aires:
Troquel.