Historia de Puerto Madero
Recorrer la historia de Puerto Madero nos ayuda a comprender cómo lo
abandonado puede volver a tener vida y utilidad. Un adecuado
planeamiento urbano y mucho esfuerzo y trabajo lograron hacer de esta
zona un barrio más de nuestra ciudad. De lugar de paso a
lugar de encuentro, de abandonado a una de las áreas turísticas más
concurridas de Buenos Aires, Puerto Madero combina hoy la elegancia con
la sencillez, la calidez de la Ciudad y la brisa del río, un estilo
moderno que no descuida sus componentes históricos. Una
mirada hacia atrás, una vuelta a sus primeros años de vida en la escena
porteña, es indispensable para comprender la historia de este barrio.
A fines del siglo XIX, la necesidad de crear un puerto que conectara
a Buenos Aires con Europa, en el contexto del auge del modelo
agroexportador, llevó al ingeniero Eduardo Madero a presentar su propio
proyecto. El plan consistía en la fabricación de cuatro diques cerrados,
interconectados mediante puentes, y dos dársenas, norte y sur. La
construcción de este puerto vino a llenar un espacio despoblado y
agreste. Fue aprobada por el entonces presidente Julio Argentino Roca, a
fines de 1884, y entre 1900 y 1905 se construyeron los dieciséis docks
de ladrillos rojizos, claros exponentes de la arquitectura utilitaria
inglesa. Los docks tenían entre tres y cuatro pisos con sótano,
depósitos que serían utilizados para guardar granos y otros artículos de
exportación. Sin embargo, debido al aumento en el tráfico
de mercancías y al incremento en el movimiento de pasajeros, hacia 1910
este puerto resultó insuficiente. Un año más tarde comenzaron las obras
para la ampliación de la zona portuaria, con dársenas en forma de peine,
obra del ingeniero Luis Augusto Huergo. La renovación del
viejo puerto se inició en 1989 con la Ley de Reforma del Estado y la
creación de la Corporación Antiguo Puerto Madero. Tuvo como principal
objetivo urbanizar sus 170 hectáreas y revalorizar el área central de la
Ciudad. Este proyecto consistió, por un lado, en la
creación de una angosta franja de edificación ubicada entre los diques,
dos grandes parques, anchos bulevares, paseos peatonales y la
construcción de una variada cantidad de torres. Además, en el diseño del
paseo peatonal y las cabeceras de los diques, se recuperaron adoquines y
durmientes originales, que le dan un valor afectivo extra a la zona. Se
pintaron e iluminaron viejas grúas ubicadas estratégicamente, que evocan
el espíritu portuario. Por otra parte, se reciclaron los
antiguos docks de mercaderías, conservando sus frentes de ladrillos a la
vista y sus vigas de hierro fundido para mantener su valor histórico. La
refacción de estos galpones, alineados a intervalos regulares frente a
los espejos de agua, otorgó elegancia, prestigio e identidad a Puerto
Madero, con la forma abovedada de sus recovas y galerías. Hoy, albergan
lofts y edificios emblemáticos con vistas únicas, oficinas,
restaurantes, pubs, universidades y distintas obras de gran calidad
arquitectónica. En 1996 comenzó la segunda etapa del plan
de urbanización, a partir de la venta de parcelas y, en diciembre del
mismo año, el Concejo Deliberante, mediante la Ordenanza N.° 26.607,
incorporó a Puerto Madero como el barrio número 47. De
puerto a barrio de excelencia, esta zona portuaria se convirtió, tras
décadas de inactividad, en un ejemplo internacional de reconversión
urbana. El desarrollo de una nueva relación entre la Ciudad y el río, el
reciclado de sus docks, la apertura de nuevas calles y bulevares, la
inclusión de parques y plazas y, sobre todo, la resignificación del
espacio público, hicieron de este barrio uno de los más pintorescos de
Buenos Aires.
Fuente:
sitio oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires